Historia del Caballo Criollo Colombiano

El Manejo Del Caballo Joven
Todo el mundo sueña con poner a su propio potro y muchos padres compran a su hijo un caballo joven “para que crezcan juntos”. La lógica que siguen es que un caballo contrastado de cierta edad se sabe como es y tiene un precio específico y definido en el mercado, pero un caballo joven es como la lotería, si sale bien, puede superar su precio inicial de compra y convertirse en un sinfín de alegrías. Algo así como encontrar un Picaso en el desván de su casa.
El caballo joven, sin embargo, muchas veces es más complicado de lo que espera su dueño y en muchas ocasiones, no llega nunca a su potencial por un manejo o entrenamiento incorrecto. Una sola mala experiencia puede provocar serios problemas para el resto de la vida del caballo y convertirle en un peligro para su mozo y jinete.
El objetivo a alcanzar para cualquier caballo joven es que sea bien educado, entusiasta en su disciplina y fácil de manejar, transportar y montar. La educación del potro empieza con su madre al nacer y cada contacto con el ser humano le marca de alguna manera. Se puede empezar desde muy joven acostumbrando al potro a lo que le espera a la larga en su relación con el ser humano, para bien o para mal.
Quizá la equivocación más usual es comprar un potro y comportarse con el como si de otro ser humano se tratase. Juegos en el prado, golosinas escondidas en los bolsillos, abrazos y besos son algunos de los tratos comunes del propietario que quiere un caballo tipo “mascota”.
Hay una diferencia enorme entre un potro pequeño y un caballo maduro. Cuando se empiezan los juegos, el caballo no tiene tamaño suficiente ni sabe su poder para hacer daño al ser humano, sin embargo, un caballo que quiere “jugar” con 600 Kg. contra los 60 kilos de un adulto, resulta incómodo en las mejores circunstancias y puede llegar a ser muy peligroso. Esta regla también se puede aplicar al juego de esconder golosinas. Al principio el caballo hace cosquillas pero no hace daño, al mes es capaz de dejar a su jinete colgando de su chaqueta como una muñeca.
Con el tiempo, el caballo que percibe que el ser humano tiene miedo o aquel que aprende que insistiendo o empujando, consigue lo que quiere, se convierte en un bruto muy difícil de tratar. El caballo tiene que respetar a su mozo y jinete, pero al mismo tiempo no tenerles miedo. Hay que marcar unos límites y pautas de comportamiento. La tranquilidad y la paciencia son fundamentales, hay que mantenerse firmes en muchos aspectos pero siempre desde la lógica. No debe intentar ser ni el mejor amigo ni la madre del potro.
Ejemplares Criollos Colombianos

La Historia del Caballo y el Hombre